La Llagosta es un pequeño pueblo situado en el extremo sur del Vallès y cruce estratégico de vías de comunicación desde la época romana. Destacan por su valor histórico las masías de Can Baqué (cerca del Complejo deportivo municipal El Turó), el antiguo hostal La Llebre (en la calle de Vic, el antiguo camino real) y Can Pere Gil (cerca del término municipal con Mollet del Vallès). Desde el desarrollo industrial y demográfico de los años 60 del siglo XX, en la Llagosta se integra población procedente de diferentes lugares de la geografía peninsular y de diferentes países, que hacen de la ciudad un crisol multicultural que tiene como máximo exponente un rico tejido comercial y gastronómico.
La notícia más antigua que se conoce sobre el territorio que actualmente configura el término municipal de la Llagosta se refiere a la época romana, concretamente al camino secundario que partia de la Via Augusta a Semproniana o Praetorio, según los diferentes autores, y que unia ésta con Barcino, siguiendo, nuestro término municipal, un trazado paralelo al rio Besós. En esta misma época, el arqueólogo granollerino J. Estrada i Garriga situa una dependencia rural cerca del camino secundario, al margen izquierda de la riera de Caldes.
Con posterioridad a esta época, los únicos datos conocidos lo son a través de los estudios de Salvador Pibernat, basados en datos del Archivo de la Corona de Aragón y en archivos eclesiásticos, y se refieren al período comprendido entre el siglo XIV y finales del siglo XIX. La primera notícia hace referencia a que estos territorios pertenecían al dominio feudal del rey y de otros señores. En el siglo XIV, los derechos jurisdiccionales pertenecieron a Berenguer de Sant Vicenç y con posterioridad a Ramon de Sentmenat. En el siglo XV, pasaron a dominio de los monjes del monasterior de Montalegre, hasta a la primera mitad del siglo XVI.