El municipio de La Garriga está situado en el ángulo sudoeste del Montseny, con el término municipal atravesado por el río Congost, un paso natural entre el Vallès y la plana de Vic. Su historia está ligada al termalismo, desde la época antigua y sobre todo durante la romanización, de la que conserva vestigios de interés como la villa romana de Can Terrers.
El núcleo urbano se formó en torno al manantial termal, con agua caliente superior a los 60ºC. Durante la segunda mitad del siglo XIX, los balnearios potenciaron el crecimiento del municipio y, en especial, la construcción de gran número de torres y casas para los veraneantes barceloneses. Ambos hechos ayudaron a consolidar la Garriga como villa de veraneo y, hoy reúne el conjunto modernista más destacado de la comarca: la manzana Raspall, con cuatro torres de este arquitecto declaradas Bien Cultural de Interés Nacional.
