La villa de Caldes fue, en época romana, una estación termal fundada sobre el manantial de agua caliente que brota. La función primordial de este conjunto era curar a los innumerables enfermos que llegaban al lugar desde diferentes puntos de la Hispania romana. El edificio que se contempla en la Plaça de la Font del Lleó, es solamente una pequeña parte del gran conjunto termal que había en tiempo de los romanos. Este complejo se extendía, como mínimo, por el Hospital Antiguo, gran parte de los balnearios Rius y Broquetas y la actual Plaça de la Font del Lleó. Hoy en día, ya se han localizado 15 ámbitos de este conjunto termal romano.